La frase del mes

"...Yo no estoy contra la policía, simplemente me da miedo..." (Alfred Hitchcock)

05 julio 2008

La Savia, Un canal con raíz educativa

Estamos trabajando para que la señal de radio educativa y para chicos La Savia se difunda. Es un emprendimiento de profesores, tecnicos, chicos y utopicos que queremos cambiar el mundo y las cosas. Que los chicos tengan su lugar para contar las cosas como las ven, para compartir lo que sabemos como adultos con ellos, y por que no, para recordar un poco eso que sentiamos cuando eramos chicos y jugabamos a la bolita, a los autitos con masilla en el cordon de la vereda... Para sentir el mundo que sentiamos cuando eramos niños. Y que los chicos puedan tener todos la misma oportunidad por disfrutar su niñez.

Si queres ayudarnos, copia y pega el codigo que hay aca en tu pagina y ya estaras haciendo una enorme contribucion!!

Si queres enviarnos material sonoro para pasar en la radio, escribinos a: info@radiolasavia.com.ar

Pronto inauguraremos el blog!

AQUI VA EL CODIGO:----------------------------------------

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radio educativa on line <br/>

<span class="Estilo15">La Savia</span><br/>

Todos los dias de 10 a 22hs<br/>

</strong><strong><a href="mailto:info@radiolasavia.com.ar">info@radiolasavia.com.ar </a></strong><span class="copy Estilo1"><strong><br/>

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06 abril 2008

El alma de Janis Joplin la descubrí en San Pedro

Janis Joplin tenía una voz aguda, en gritos podía agujerear los sentimientos de cualquier corazón blusero. Natalia tiene registrode contra alto. Janis murió con apenas 27 años sumida en una profunda depresión por desamores y sobredosis de heroína. Natalia tiene 28 y piensa seguir mucho tiempo con la música. Pero entonces ¿qué tiene que ver Natalia Barrios, cantante de la zona oeste con la texana Janis Lyn Joplin, una cantante que apenas asomaba la década del 70 revolucionó para siempre la forma de cantar bluses? Más aún, saliendome de las formalidades podría decir ¡quién diablos es Natalia Barrios! Por ahora una desconocida. Una desconocida que descubrí en un escenario sanpedrino durante un Festival de Blues en un pequeño teatro de mi pueblo de nacimiento. Una ignota cantante que con su banda decidió sumarse a ese encuentro de Semana Santa con su propuesta: Tributo a Janis Joplin.

Descubrí semejante hazaña gracias a un volante pegado en una columna de luz. Supuse que quien pretendía homenajear a Janis Joplin debía tener al menos un buen ángel que lo protegiera. ¿Para qué sumirse en semejante osadía? ¿Por qué buscar el camino más difícil para mostrar talento? Podía ser un tremendo fracaso. Pero no.

Consciente o no de todas las jugadas que le corrían en contra, Natalia Barrios subió para mostrar la voz que le brota desde las entrañas. Una voz que no intenta imitar a la de Janis. Porque, como dije, no es igual a la creadora del notable solo a capella “Mercedes Benz” o el agresivo “Move Over”, por citar algunos de esos éxitos. Los registros son bien diferentes. Las vivencias y los tiempos históricos son bien diferentes también. Entonces, ¿dónde está el secreto para que esta chica me guste tanto? Creo tener la respuesta, la honestidad que tiene para cantar. Y el talento, por qué no. Es bien difícil querer ser Janis. Por eso Natalia eligió serlo desde lo que ella era: desde la transparencia, sintiendo cada palabra. Siendo consciente de la historia que Joplin quería contar.

La banda impacta desde el primer minuto. Y esa sorpresa, nuevamente, no es sólo por lo musical. Es tambén por la apuesta escenográfica: todos suben con vestimentas de hippies, ¡tienen aspecto de hippies! Ropas coloridas, barbas, sombrero alto sobre la cabeza de Natalia y una peluca extravagante. Así era Janis. Loca, desencajada, sin medir un solo segundo sus actos. Por lo menos así lo entienden estos chicos a los que, dicen, los ha tocado la mismísima alma de Janis Joplin para hacer sus vidas más placenteras. Las de ellos y las del público, que aplauden cada tema con ganas, sorprendidos de ver en escena a jóvenes tan desconocidos como profesionales.

El relato que Natalia despliega entre tema y tema sobre la vida de Pearl acompaña muy bien este show. La banda es compacta en todo momento y los puntos más altos del recital (“Cry Baby”, sin lugar a dudas) son muy bien acompañados, otra vez para deleite y descubrimiento del espectador, por la corista del grupo que con una personalidad calma, casi pasando desapercibida, despliega una voz furiosa, casi erótica, en sintonía con la propuesta de Natalia Barrios.

“Este es el primer recital que hacemos en público”, cuentan los integrantes de La Heroína del Blues (¿sarcasmo en el título?), Tributo a Janis Joplin, casi como excusándose. Pero no hace falta. Sólo se espera, espero, que la propuesta siga creciendo. Sin descuidar la musicalidad ni lo teatral del espectáculo. Sin pilotos automáticos. Con la mente y el espíritu comprometidos permanentemente con quien pretenden representar: el alma de la propia Janis.


La Heroína del Blues, Tributo a Janis Joplin:

Natalia Barrios : Voz
Marcelo Rolando: Guitarra líder y coros
Emiliano Casiraghie: Guitarra rítmica y coros
Leonardo Campos: Bajo
Facundo Rodríguez: Batería
Gabriel Yannattone: Teclados



boomp3.com
Clic aquí para escuchar la entrevista en el programa radial Utopias en FM, por la 90.1 Mhz, sábado 5 de abril de 2008.

02 abril 2008

El malestar que me produce la indefinición, o el miedo de entrar en una polaridad sin sentido

El viernes pasado participe de una reunion del Movimiento por Buenos Aires. Me parecia necesario poder adoptar una postura en estos dias de batallas ¿ideológicas? La charla con los compañeros, y las definiciones presentadas por Claudio Lozano fueron un páramo ante tantas distorsiones. Pero desgraciadamente, y pese al esfuerzo de penamiento en conjunto, no terminó de cerrarme esa idea que quería cerrar, aunqué sí descubrí que tampoco era necesario. Y es que a partir del debate puedo alumbrar la idea de que es el mismo gobierno quien te lleva a pensar por blanco o negro, rico o pobre, bueno o malo. Y no estoy completamente seguro que esto sea así. Más allá de que el medio es tirano, y su influencia innegable, la piña de D'elía al cacerolero, la presencia de Moyano en el palco junto a Cristina... me siguen pareciendo símbolos aberrantes para nuestra democracia. Símbolos de que en este país las leyes deben imponerse a fuerza de golpes, de bastones y picanas en épocas pasadas, y de palos y trompadas, ahora en este momento. Se lo podría enseñar a mis hijos a ver que opinan...

Es cierto que hacía mucho que no veía tanta actividad política como ahora. Y aunque hay actos patoteriles de por medio, la Argentina hoy es un caldero político. Los ciudadanos empezamos a ver que participar y decir es parte del juego de esta democracia y TIENE peso. Sin embargo, creo que resumir algunas posturas políticas por la cantidad de gente que copa una plaza, lo único que hace es sumar más a esas contradicciones permanentes que me acechan. Y esas contradicciones, el no poder explayarme claramente me aterran un poco. Porque aunque parezca ingenuo no quiero que se convierta en MI forma de pensar. No quiero asistir a una lucha ajenamente. No es lo que espero de mí mismo.

Algunas cuestiones políticas las puedo definir con claridad. Mal que le pese a las Cecilias Pando del país, me parece que mezclar Derechos Humanos, el hecho de poner siempre ante cualquier causa el tema de los Derechos Humanos como un símbolo de presión para mostrar lo "razonable" de una medida, no le hace bien a nadie. No se puede poner en una misma balanza un tema tan sensible como los Derechos Humanos con un tema de retenciones. Por eso me pareció muy inteligente cuando hoy, el compañero Buzzi, de la Federación Agraria, comenzó el discurso que planteaba la tregua por 30 días, nombrando a otros compañeros desaparecidos durante la última dictadura militar. Me pareció MUY inteligente. Con mayúsculas. Destacable en verdad. Le dio cierre a dos temas que podían generar dudas: a los K del gobierno que quieren acaparar la lucha por los Derechos Humanos como bandera propia, y a algún que otro cacerolero o chacarero, que agazapado entre la muchedumbre pretenda hacer de esta lucha legítima un momento propicio para cosechar espíritus pro golpistas. Ah, y un tercer tema también pudo disipar en su claro discurso de hoy a la tarde: las dudas que pudo despertar en algún que otro compañero al verlo "demasiado" cerca de la Sociedad Rural Argentina en la lucha de estos 20 días.

La sencillez con la que la gente de la Federación Agraria explicó cómo es el funcionamiento de este sistema que propone el gobierno es maravillosa. Y me queda claro entonces, que si bien las retenciones son necesarias para los grandes exportadores, estas deberían ser escalonadas, según se trate de pequeños, medianos o grandes productores. O algo así. Pero claro. El gobierno juega en un sistema capitalista y parece que no se anima, o no quiere, tener a los gordos del campo en contra. Si hubiera habido otra meta diferente a la de atar voluntades, por qué no llevó esta discusión al Congreso, por qué no generó y propuso el diálogo y consenso necesarios previos a la puesta en marcha del sistema...

Por último, no quiero dejar pasar de largo, un tema tan complicado como el gesto de Hebe de Bonafini. Me pregunto si este tema, esta presidenta, merecía el gesto de tener el pañuelo blanco de manos de Hebe? ¿Era el contexto, el momento justo? Es verdad que este gobierno como ningún otro ha puesto sobre el tapete temas como el genocidio de los dictadores del 70, pero de ahí a convertirlos en próceres de la lucha por los Derechos Humanos cuando se habla de retenciones... es por lo menos no pensar en el horror que vivieron miles y miles de hombres y mujeres en esos años de terrorismo de Estado... Es insultar, poner en contra, a compañeros del campo que han sufrido en carne propia esa tiranía. ¿O el dolor de ellos es menor por no coincidir con una política económica? ¿Hacía falta ese gesto? me pregunto una y otra vez. ¿Hacía falta una plaza peronista otra vez? Tanto discurso, tanta marcha, tanto corte... y otra vez el fantasma de quedar indefinido en el medio de tanto movimiento político. La típica indefinición de un ciudadano cuasi clase media. El típico argentino avestruz que no quiero ser.


CARAS Y CARETAS DEL PARO AGRARIO


Alfredo De Angelis: Me sorprendió su polenta. No sé cuál es su posición política en general, cuánta disposición a dialogar tiene, aunque parece serle fiel a quienes representa.


Cristina Fernández de Kirchner: Lindos discursos. Irresponsable. Siempre llevando las discusiones a las antinomias, que tan mal le hacen a nuestra democracia.
Eduardo Buzzi, Federación Agraria: Buen piloto de tormenta. Supo captar que debe serle fiel a sus representados y alejarse con sus discursos de las formas pro golpistas de la Sociedad Rural.

25 marzo 2008

La rebeldia hecha piquete agropecuario

La verdad, el paro agropecuario logró confundirme. No tengo una opinion formada al respecto. Nací en San Pedro y aunque vivo en Capital Federal cada vez que puedo viajo para alla. Mi abuelo tuvo granja toda la vida, no vivia de eso porque no le alcanzaba. Asi que entre su trabajo de ferroviario y la granja le alcanzaba para vivir. Ninguno de mis parientes continuo con la granja cuando el murio. Pero puedo decirles que algunos de los amigos de mi abuelo siguieron con la vida del campo y han logrado exportar en estos ultimos años. Nunca los ayudaron para incentivarlos en la produccion, y cuando lo hicieron los creditos llegaron siempre puntuales para cobrar la cuota mensual. Si no pagaban corrian el riesgo de quedarse absolutamente sin nada.

Las medidas del gobierno no la pueden entender. Es un puñal por la espalda. Mas aun porque hace pocos meses votaron a Cristina, "porque al fin y al cabo es un gobierno peronista, y porque quien va a gobernar sino". Asi estan entonces. Indignados, dispuestos a agarrar las escopetas para pelear contra la mafia de Moyano. Lejos de saber lo que son las guerrillas, los piquetes o las luchas a fuerza de prepotencia. Con la bronca latiendoles el corazon, con algo de miedo al salir de casa para ir a la ruta. Y por que no más envalentonados cuando sobre el asfalto se encuentran con otros colegas, mejor posicionados algunos, más tirando a clase media pobre otros. Tomandole el gusto a la rebeldia tímidamente.


En imágenes, la vuelta del lunes de Semana Santa, a las 15hs. Apenas saliendo de San Pedro a la ruta:

19 febrero 2008

De Alta Gracia a Cuba

Estos días la palabra revolución pasa por mis pensamientos de manera extraña. Extrañamente, repetidas veces la vengo... ¿buscando? ¿siguiendo? Lo cierto es que desde el día que tuve la oportunidad de viajar a Alta Gracia, Córdoba, hasta hoy, volví a leer y releer mucho de lo que había leído sobre la revolución cubana. Eso, más una nueva biografía del Che que, por prejuicio a Pacho O'Donell, nunca la había leído. Lamentablemente a O'Donell lo tengo asociado en mi memoria de juventud al capítulo menemista de la historia Argentina. Mal que le pese, es así. Y no puedo concebir, ni entiendo, por qué un tipo que ha hecho obras de teatro tan geniales como "Escarabajos" o "Lo frío y lo caliente" se prestó a ser secretario de cultura de un presidente que ha vaciado de contenidos a toda una generación de argentinos. Yo lo he vivido en carne propia, desde mi humilde posición de coordinador de talleres de multimedia en distintas escuelas. No me olvido cómo dejó marcado en el pensamiento de los niños de esos años de gobierno la idea de vivir fácil, sin sacrificios, gastando como ricos a cualquier precio, aunque la sangre de otros se ponga en juego.

Es precisamente el pensamiento opuesto de gente como Manuel de Falla y, aunque esté en las antípodas del gran maestro, el Che Guevara, lo que me atrajo ir a Alta Gracia. Dos símbolos de perseverancia, estudio, sacrificio, entrega en cuerpo y alma. El trabajo permanente por las convicciones hasta la muerte. Llegué a la casa del gran compositor con una tormenta terrible pisándome los talones. Para ser sincero debo agradecerle a la lluvia, porque pasé más tiempo del que pensaba en esa casa, lo que derivó en una lectura minuciosa de cada cartelito, recorte o libro que se encontraba en las habitaciones de la casa-museo. Hasta tuve el privilegio de escuchar una magnífica ejecución de una obra de Bach en el mismísimo piano que usara Don Manuel en sus últimos años de vida, por un estudiante de música clásica venido de La Plata, acaso otra ciudad simbólica por la batalla mantenida por sus estudiantes en épocas de dictadura.

En medio de mis vacaciones apareció la palabra exilio. Creo que hay palabras que conviven con uno permanentemente porque de alguna manera las buscamos. Me había ido de Buenos Aires el 9 de enero despidiéndome desde el programa radial Utopias en FM con un testimonio recogido a Juana, una mujer que en su juventud se llamaba Libertad pero que a causa de la dictadura franquista debió cambiarlo por Juana. Y aquí en casa de Don Manuel aparecía el tirano Franco nuevamente. Por eso, me llamó poderosamente la atención todo el tema del traslado de sus restos a España. El maestro hubiera preferido que su cuerpo volviera en post dictadura, y sin embargo la palabra del tirano y de los suyos no habían respetado ni siquiera esa voluntad. Casi el único pedido de alguien que había sido ferviente católico toda su vida, y quienes dicen defender la moral de la iglesia no respetaban ni un décimo de sus deseos.

En la descripciones y detalles de la vida de Falla aparecen fotos y rememoraciones a García Lorca. Mirando por la ventana de la casa se puede ver, casi al pie de la calle, el parque dedicado al poeta. Como la tormenta ya había pasado decidí ir con mi familia hasta allí. Desde la loma de la calle donde habitaba Don Manuel se ve una cruz sobre un cerro. No es que me atraigan las cruces, pero donde hay cruces por lo general hay buenas caminatas hacia algún cerro. Asi que el rumbo fue diferente, primero ver donde se enclavaba esa cruz y de allí al Parque Lorca. Paradójico, pero la cristiana caminata concluiría con la visita a dos símbolos antagónicos: el parque del poeta, y la casa que habitara Guevara en su niñez.

Después de largos trechos de subidas y bajadas, me enteré que ese camino era la famosa ruta de la virgen de Lourdes, y aunque no tenga religiosidad alguna debo decir que me impresionó ver la cantidad de deseos y pedidos a la virgen plasmados en azulejos, velas, casitas de madera, flores y recuerdos de todo tipo. Es impactante ver como el dolor se puede mitigar con promesas espirituales. Supongo que el pensamiento mágico sigue dominando al ser humano, y creo que en parte esas velas derretidas sirven para aplacar el dolor que nos produce la muerte de seres queridos.

Para mi fue significativo la visita a la casa del Che después de todo esto. Ver dos mundos tan distintos por momentos trae reflexiones encontradas. Al llegar a lo del Che, debo decir que esperaba algo más de lo que vi en aquella visita. Me impactó que la mismísima casa de Ernesto Che Guevara estuviera plagada de alarmas, guardias de seguridad y personal turístico que parece cansado de ver gente; me pareció incluso que la palabra Che les producía cierto escozor. Pensé en mis tiempos de secundaria, cuando trabajaba en un laboratorio de química haciendo controles de calidad sobre distintas latas, entre ellas las de duraznos. Sobraban tantas latas que siempre llevaba a casa para toda mi familia 4 o 5 por semana. Me hastié tanto de verlos, que durante casi 5 años no probé un solo durazno en almíbar. Capaz era el mismo efecto sobre estas muchachas modernas vestidas de cubanas pero que por sus curvas y su bijouterie parecían más preocupadas por comprarse el último celular de moda que por saber al menos un párrafo de la vida de Ernesto.

La casa es un fiasco. Es verdad. Mucho de lo expuesto allí lo tengo visto y leído en revistas y libros. La moto, la bicicleta y el cartel de Propiedad Privada arrancado por el Che es lo que más me conmovieron. Pero lo cierto es que volví con ganas de abrir ese libro que dormía en casa y que me prestara la querida señora Juana, la que Franco no dejó que se llamara Libertad, el libro que escribiera Pacho O'Donell sobre el Che. Y nunca mejor momento. Parece mentira el destino, pero después de ese viaje de Alta Gracia, hoy me encuentro con el espíritu cubano a flor de piel. Porque es martes y me despierto con la noticia de que Castro dejará el gobierno. Cualquier necio tendrá que reconocer que Fidel ya es parte de la historia. Y aunque es verdad que a veces me provoca molestia el hecho de que un cubano no pueda salir de Cuba para visitar, por ejemplo, el mismísimo lugar donde cayera Ernesto, es innegable que 49 años sin capitalismo en una isla es una proeza magnífica.

Pero no quiero caer en el facilismo de opinar sin saber. Por eso, en estos días voy a dedicarme a leer todo lo que significa Cuba. Al menos para confirmar o desechar la idea de que vivir con otras ideas, diferentes a las que dicta el mercado, es posible. Como lo hacía el Che, que además de tener unas pelotas enormes para combatir a opresores y torturadores, sabía pasarse grandes momentos de su tiempo leyendo y estudiando. Les guste o no a sus detractores, que solo se molestan en pintarlo como un asesino salvaje.

18 enero 2008

Reflexiones desde Córdoba

Es la segunda vez que vengo a Córdoba. Cada año ahorro peso por peso para disfrutar con mi familia la mayor cantidad de días posibles de vacaciones. No me da orgullo eso. Digo, el hecho de tener que ahorrar 11 meses para disfrutar todo lo que me gusta de la naturaleza y los hijos en un par de días. Pero es el tiempo que me toca vivir. El de la sociedad de consumo que trabaja y trabaja para "después" disfrutar. Y por ahora, hasta este mismo día, es lo mejor que he podido hacer para pasarla mejor.
Releo un poco y siento que no tengo derecho a quejarme. Porque la verdad es que tengo 30 días para hacer ocio. Y es verdad que no todos tienen esa posibilidad. Lo sé. Y un poco la verdad me avergüenza si digo que no estoy conforme del todo. Pero mi trabajo es así. Advierto el "pero". Al menos, hasta la fecha. Advierto el "al menos". Un tipo de laburo en el que 11 meses dedicás horas y horas al mundo digital. Para que todos los bits sigan en marcha. Un planeta donde la gente vive una especie de universo paralelo. Con shoppings, paisajes, autos, motos, aviones y muchas apuestas y sexo. Todo desde el confort único de la casa. Sin moverse ni un ápice del sillón. Mirando como pasan los tiempos virtuales por el monitor con absoluta atención.
Risa tragicómica de por medio para decir: "Yo vivo de eso". Escribo sobre eso. Enseño a aprovechar mejor la tecnología. Observo y reparo redes y computadoras para que las cosas sean más rápidas, más eficientes. Y hablo de la multiculturalidad y los beneficios de estar interconectados. El 90% de lo que digo durante los 11 meses que trabajo desde mi mouse óptico y el teclado inalámbrico lo creo. A veces creo que creo el 99% para ser honesto. Me reservo el 1% porque también tengo el enorme defecto de estar siempre un porcentaje inconforme.

Tengo una familia que adoro. Una mujer que es capaz de soportar una nariz que sacara el primer premio en una exposición de zanahorias, citando al poeta que más quiero. Sin embargo, advierto el "sin embargo", esos 30 días que me reservo para convivir cara a cara con la naturaleza, para realizar tareas en equipo con mis propios hijos y mi media naranja, puedo decir sin dudarlo que tengo el 100% de felicidad adquirida. Es un ejercicio que me han querido sabotear muchas veces. Pero desgraciadamente para el que lo intenta, no lo sabe pero pobre de él va a fracasar 100%. Porque este ejercicio de ser alegre por el solo hecho de sentir el ruido de las cascadas, ver el intenso brillo que producen las estrellas cuando no hay ciudades llenas de luces artificiales, ni smog que cubra los cielos... despertarse solo por el trinar de los pájaros, sentir la naturaleza como parte de tu propia alma, es lo que me hace sentir enteramente vivo. Y eso me pasa desde chico.

Siempre, al contrario de lo que pueden pensar muchos de quienes suponen conocerme, he tratado de ver la manera de que ese entorno de verde, tierra y agua conviva conmigo cada vez más. Y aunque estén las preocupaciones, la obligación y el deber de que a mi familia nunca le falte nada, quiero ver el modo no sé cómo de encontrar el equilibrio de que mi vida se acerque más a la tierra. Respirar estos aires que respiro durante 30 días. Pienso que en la vida los tiempos deben transcurrir en el tiempo que deben transcurrir. Que las cosas tienen que ir en sintonía con lo que nuestro querido mundo pide a gritos: que vivamos de él sin afixiarlo. Una meta que podemos lograrla. Aunque en esto, advierto el "aunque", desgraciadamente también me reserve un 1% de duda.

07 enero 2008

Observación de las hormigas

para Utopias en FM

El hombre es un ser maravilloso y diabólico a la vez. Claro que esto no es ninguna novedad, es casi obvio. Pero de todas maneras no deja de asombrarme las cosas que podemos construir, los objetos y herramientas que algunas veces son de una belleza inimaginable. Y más aún me cautiva esa habilidad que tenemos para deducir por medio de la observación. Gran parte del aprendizaje de nuestra especie se la debemos a la observación de insectos y animales que habitan este planeta, por ejemplo.

Claro, ahora que hemos aprendido a volar y salir de nuestro propio habitat, también tenemos la posibilidad de observar más allá de nuestro propio nido. Ver como los cometas surcan una y otra vez los mismos circuitos del universo. Presenciar el momento en que una estrella nace y muere. También podemos inmiscuirnos cada vez más en la microscópica vida de bacterias y microbios. Y en ese devenir de miramientos podemos por ejemplo saber que las hormigas, las negras, las rojas, las de cola gris, cualquiera de ellas, son capaces de encontrar el camino más corto entre una fuente de comida y su respectivo hormiguero sin utilizar claves visuales. Es maravilloso, porque hacen esto simplemente por seguir el rastro de las feromonas.

Y se me ocurre las hormigas quizá porque siempre me han intrigado. Desde chico. Recuerdo una vez que mi abuelo me dijo que las hormigas hablaban y para demostrarlo metió dos o tres de las negras en una bolsita de celofán. Cuando acerqué la oreja pude comprobar que emitían un chirrido muy pequeño pero constante. Entonces el asombro hacia las artimañas de mi abuelo fue infinito. Y ni qué decir de las hormigas, que a partir de entonces pasaron a ser casi un producto de investigación constante con todo tipo de pruebas en mis horas libres. No tengo registro de cuantas horas, pero puedo decir que ese año cada vez que salía del colegio alguno de estos bichitos me sufría.

En San Pedro el juego con los hormigueros era una ceremonia infaltable. Yo jugando y ellas siempre produciendo. Trayendo comida para el hormiguero. Me asombraba sobremanera esa manera de asumir su rol sin inconvenientes, trabajando siempre sin cansarse una sola vez. Y más de una vez me preguntaba si tendrían horas libres, citas entre ellas, hobbies... no sé, alguna actividad diferente a la que ejercen diaria y rutinariamente; la humilde y monumental tarea de llevar comida para la colonia.

Pero no estoy aquí para hablar de las virtudes de las hormigas, es claro. Ni quiero pensar el mundo como un gran hormiguero, por supuesto. No me imagino, especialmente yo, José, nacido en San Pedro y de idiosincracia argentina, trabajando todos los días rutinariamente para llevar alimento a la colonia. Digo colonia en este caso como designación de un lugar común desde el cual todos podamos alimentarnos. Para alejar cualquier suspicacia política.

Imagino por un momento lo que seríamos miles de argentinos surcando los caminos, todos los días, al mismo lugar, sin hobbies, ni citas entre amigos, sin cafés de por medio, sin mate ¡y sin el asadito!

Sé que muchos quizá no tienen esa posibilidad. Pero hablo por mi en este caso. Y quiero ser enteramente sincero al respecto: creo que no sobreviviría un solo día sin esa pausa necesaria dedicada a las relaciones humanas. Lo digo sin complejos, culpas ni arrepentimientos: "hacer huevo" es parte fundamental de mi rutina de argentino.

No quisiera saber lo que piensan las hormigas argentinas de los humanos argentinos como yo entonces. “Son la paradoja hecha país”, divagaran. “Una tierra viviente que se retroalimenta de sus propias contradicciones”, dirá alguna filosofa de seis patas.

Es que desde el punto de vista de ellas, desde esa distancia al ras del suelo pueden ver claramente que los humanos argentinos, al contrario de sus pares hormigas argentinas, no somos capaces de hacer ni medio minuto de cola en la carnicería sin querer saltarnos de la línea de alguna manera.

Creo que estos integrantes de la "gran colonia" deben consultar en sus manuales de comportamiento humano, si es normal que dentro de esa idiosincracia del especimen argentino haya paros cada 5 minutos, obreros mal pagos, sindicalistas corruptos, políticos que permanentemente atentan contra las propias reglas que ese país argentino ha creado con una constitución que no parece para nada argentina. Digo, qué le dirán las hormigas papás a las hormigas bebes cuando se les acerca un pie argentino. “Que te pise ¡pero no lo escuches, nene!”

Tal vez si intercambiaramos un ratito nomás las vidas, podríamos comprender que está bueno poder tomarse el espacio que como argentinos nos tomamos entre tarea y tarea. Hacerle gloria a los cafés donde Oliverio Girondo, Homero Manzi, Fito Paez, y una larguísima lista de poetas, abogados, médicos, policías, juristas, profesionales y vecinos de esta querida Argentina han parado para hablar un rato de sus vidas. Que han hecho pausa para compartir un momento con amigos, antes de seguir como hormiguitas, el trabajo diario que sirve para aportar cambios a esta gran casa Argentina que también forma parte de la aldea global. Una aldea que de alguna manera se parece a las colonias que hacen las hormigas. Una forma de organización que les sirve para cuidarse, y cuidar también su tierra, porque en definitiva es donde todos, bichos, animales y hombres, nos alimentamos, practicamos nuestros hobbies, tomamos café, o simplemente jugamos al TEG con amigos.

05 enero 2008

Papá Noel: un juego que revoluciona

para Utopías en FM

En estos días me surge la pregunta, ¿Papa Noel era Pagano? ¿Está bien jugar el juego de Papa Noel? ¿Es Papa Noel o Santa Claus? ¿O es San Nicolás? ¿Es rojo por la versión yanqui como dice por ahí en internet? ¿Una ilusión más para seguir el juego de la economía del mercado?

La verdad, hace tiempo que dejé de darle importancia a tanto cuestionamiento. Si alguna vez le di "cinco de bola" para serme fiel. Y es que para mi Papa Noel es un GRAN juego que me encanta jugar cada diciembre. Buscar los regalos. Armar un arbolito. O ver como arman el arbolito mientras disparo fotos a cada segundo. Eso sí, me encanta colgar a Papa Noel en la punta del árbol. Como quien ha hecho cumbre en el mismísimo Aconcagua. El broche de oro, como quien dice.

Y la palabra jugar sigue estando posterior al armado. Porque viene el momento de armar la carta y ver qué se le va a pedir al gordinflón, y ahí mi pelada y mi panza se sienten tan identificados! Mi hija mayor me mira cómplice. Sigue el juego para el hermano. Me mira y se ríe. Hace teatro para adornar este momento que se ve lo disfruta tanto como los papas. Busca el lápiz blanco para las cejas, para que no se note tanto la diferencia de color. Porque las cejas mías por ahora son negras; y Santa tiene tantos años que esta bien blanco. Y ella me dice que si no cuido esos detalles todo se va a descubrir mas rápido. Son muy sabias sus palabras, así que obviamente le hago caso. Así que en la lista de cosas a tener para el 24 a la noche agrego una base blanca. Para la barba. Para que a la función más linda del año no le falte nada.

Veo esos ojos tan alegres de reunirnos que marcan toda una etapa para esta época del año. El armado del arbolito es el fin de las clases. La llegada del calor. La pelopincho en el patio. Las vacaciones largas. Y como también dejo de dar clases significa el inicio de la época en que Papá va a jugar más tiempo con sus hijos.

Me encanta eso. Por eso la importancia que le doy a una buena representación del papel. Ahí apareció el teatro otra vez en mi vida. Y los objetos, esos que marcan cada paso en la vida de cada persona. Porque si digo radio spika, por ejemplo, puedo imaginarme perfectamente a mi padre. El momento exacto, la acción exacta y la calle exacta en que esa radio estaba en su mano.

Ahora el objeto es el traje de Santa. Que me recuerda que la noche de Navidad hay que ser precavidos. Poner todas las bolsas de juguetes en otra habitación. Preparar el traje, un viejo traje que sirve para crear la ilusión, la magia. Y esto se parece tanto tanto al momento en que los actores esperan salir detrás de bambalinas que me corre la misma adrenalina, la misma pulsión de salir ya mismo.

Pero es a las 12. ¿La hora que nació Cristo? Que paradoja, me digo, un tipo no creyente que sin embargo se identifica con sus palabras. Cuantas veces se repetirá esa historia de torturas y crucifixiones. ¿Por qué las revoluciones siempre son tan poco convenientes al poder de turno? Porque sino no revoluciona, no cambia ni altera, divago mientras corro al baño.

"El año pasado también le agarró ganas de ir al baño a esta hora..." desliza la pequeña sabionda de mi hija adrede. Como para plantear una semillita de duda en el más chico. Como advirtiendo, todo lo que ves puede o no ser. Sabiduría de niño. Jugar, pero estar alertas siempre.

Del baño a la ventana de la otra habitación. Mucho calor. Y otra vez me repito que debo crear una versión más adaptada al verano de este Papa Noel. Gotas de sudor. Almohadas en la panza para engordar aun más mi barriga gorda. El maquillaje que compre este año es perfecto. Tapa bien la barba. Mucho pelo blanco. Botas texanas que mi mujer dice que no van, pero como las poseo desde chico y significan mucho para mi como objeto, creo que es ideal para la función. EL actor debe de rodearse de objetos que le inspiren confianza y alerten su memoria emotiva, reflexiono después de pensar en revoluciones.

Cargo las bolsas a la espalda. Y salgo a dar el espectáculo que debe ser hecho desde el corazón. La voz gutural del jojojo está perfecta afortunadamente y a pesar de tanto brindis. Y allí vienen corriendo con esos ojos tan profundos de inocencia que los recordaré por siempre en mi memoria emotiva. Tengo una fiesta de sentidos. Mi corazón se debe cargar de electricidad. Lo siento. Es como cuando al Grinch se le agranda el corazón, sigo pensando. ¡Dejá de pensar!, escucho el grito de mi profe de teatro.

Una emoción gigante producen esos ojos pequeños. Y más que nunca quiero seguir siendo niño. Para seguir jugando. Ahora de Papa Noel. Jugar y pensar. Pensar y sentir. El juego que viene de todos los rincones del planeta, de las eras más antiguas. El juego que revoluciona, igual o más que el amor, los sentimientos del hombre.