Una quince de la mañana.
Las empanadas que prepare ayer
estaban deliciosas hoy.
Llega la rutina de cepillarme los dientes.
Y me digo, por que no.
Por algo que mi excusa pregona como cábala.
Porque por qué pienso
porque por qué quiero
contarte por escrito.
Y si hago de zanguango
será otro acto más
de los tantos que acumulo.
Entonces te pregunto.
Qué cenaste? Polenta fria otra vez?
Me encantaría convidarte
estas empanadas calientes.
Pero estoy en Floresta.
Y vos seguro por Palermo, Almagro, Caballito,
o algun barrio de esos que se abren a los subtes
Porque por qué te hago
de transporte cercano no lo se
Porque no se tampoco por qué
pero tu risa tiene un giro gardeliano.
Y esos ojos azules punzantes
llaman a mis dedos al teclado.
Con manos que juegan desafios de pulgares.
Con pompones blancos.
Cuerpo teatral que desafía con roces mi nervio expresivo.
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ahhhhhhhh...........ahá! que te puedo decir!
HERMOSO, me encantó......
tambien "maestro" de poesía, rimas y versos...?
es precioso lo q escribiste...
Aunque seguro en este momento estas cagandote de risa,
a mi me gusto mucho!!!!!!
que comi??? galletitas OPERA!!!!
jaja...me hubiese encantado unas empanaditas!
jiji
Y gracias .......
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No no no no no... para nada...
lo último que estoy haciendo es reirme.
Aunque no lo creas en algunas cosas soy muy tímido.
Temblaba, vibraba me escabullía en la silla pensando
qué me va a decir
y creí que llegaría la puteada infame...
pero no.
Te gusto.
Y me dijiste poeta.
Entonces con eso ya almorcé para todo el día.
Bueno, por lo menos hasta la merienda.
Gracias... a vos.
Por inspirarme.
Capaz tendremos algún tiempo
para empanadas
y más rimas
y versos
y algún vino.
El tiempo lo dirá.
O por lo menos queda pendiente para futuros pluscuamperfectos.
Besos muchos.
En abundancia.
Tipo cascada más bien.
Periodista, actor, poeta, músico, técnico multimedia. Opinólogo por deporte. Bienvenidos al multifacético Mundo Kerco. Un espacio para que me conozcan y podamos intercambiar distintos grados de loKura.
La frase del mes
"...Yo no estoy contra la policía, simplemente me da miedo..." (Alfred Hitchcock)
30 junio 2007
26 junio 2007
Lo que hace Pedro en la radio
Los momentos mágicos detienen el tiempo de una manera extraordinaria. Escuchar- ver, apreciar-vivir, sentir. Son valores que dejamos de lado vaya a saber por qué diablos. Por lo apurado que siempre estoy-estamos. Por llegar vaya a saber dónde. Por los autos de mejores comodidades? Por los celulares con MP3? Por ese aparato que me mira me escucha mejor y tiene submenúes? Como pensaba, vaya a saber por qué! pero siempre siempre siempre nos inventamos, ME INVENTO como diria Dora, una excusa.
Entonces el domingo fue diferente. La semana fue diferente. Siempre es diferente en verdad, pero esta vez me dije que iba a ser mas diferente de lo que es diferente de todos los días. Algo así como un súper índice de lo diferente. Y le dije a Pedro, que trabaja en un Instituto donde los calores son parte del pasado y además enseñan muy bien. Digo le dije a Pedro "escuché, VI por internet la propuesta de tu programa y me ha dejado con la boca abierta". Es que apenas penetré en la primera página de la web de su programa me vino una sensación de épocas pasadas irremediable. Sentí el café de la mañana en La Maga, la revista donde escribía, donde primero barrí, después cadeteé, más tarde avisé, y a partir de una nota sobre la instalación de un reloj en memoria de los desaparecidos de la ciudad de Villa María en Córdoba escribí. Eso fue hace mucho tiempo. Hace como 10 años. Pero Pedro con su programa, con la disposición de las fotos en su página, me lo hizo rememorar en apenas segundos.
"Entonces el domingo voy a ir", me dije. Y pasó la semana rauda como siempre pero con la idea latente de cumplir con este objetivo que me había propuesto hace unas semanas. Cuando Pedro me retrocedió a la época de la XT y la pantalla naranja para tipear las noticias en La Maga. Y el sábado, de chanta, le dije a un amigo que me prestara el chat. Y chatee con uno de sus compañeros del instituto donde el frio no hace mecha. Y Pedro Chedrese seguro le dijo "Che decile que me pase el celu", y lo hice y chan charan chan sonó la música de Maxwell Smart avisando que era Pedro tan rápido, dispuesto a que la participación se practique y no se diga.
"Entonces el domingo quedamos", cerró la conversación. Y el domingo llegó y ahí mientras 19.30 con un frio infernal tomaba el colectivo Pedro logró disparar más y más imágenes de mi memoria. De esas imágenes que quedan dormidas pero se ve que están siempre dispuestas a darte el cimbronazo en la raíz directa de las emociones. Las madrugadas de cierre en la revista, y antes, también antes, cuando tomaba un tren a Castelar con unos amigos que vaya a saber por qué nunca más los vi para hacer un programa payaso donde emulaba a Lanata con mis 20, en una clara exposición de mis influencias de Página 12. Y después o antes, ya no recuerdo bien porque está en mi memoria por imágenes pero no por fechas se ve, cuando gritaba "Plomooooos al aireeeeee" y jugábamos a la seducción con una mujer que después fuimos más grandes y la hice mi amiga, y con mi amigo periodista que en ese entonces competíamos como adolescentes un poco grandes y que ahora veo segudi porque es definitvamente otro amigo.
Entonces fue domingo y Pedro tenía la sonrisa grande como la de un chico. Amable pero de los amabilísimos de verdad. Más grande que amable porque amable suena de compromiso y Pedro no fue compromiso. Fue abierto, espontáneo, dadivoso y todos los adejtivos que aunque parezcan melosos fueron así como los digo. Abrió el micrófono de su programa de pensamientos y comenzó a decir sus "Utopías en FM" presentándonos primero a nosotros, porque también estaba una compañera mía de las clases de teatro de este año, presentándonos digo como "gente de teatro", "gente que hace teatro". Y la luz verde de aire antecedió y sucedió a un tema, cedió a la roja y otra vez las palabras de Pedro, de sus compañeros, de mi compañera, las mías que se trabaron esta vez con la emoción, pero ya no importaba porque se las estaban tragando como sentimientos. Aglotonado, atolondrado salí ese domingo de radio. Lleno de historias. Cubierto de una energía increíble que al ser el estudio chiquito se concentró y se convirtió en una especie de elixir mágico y que seguramente deberá tener que ver con ese pensamiento de la vida eterna.
Esos son los domingos que ofrece Pedro en la radio. Empieza a las 20 en su charco, por FM Flores, en la 90.7. Y se extiende hasta las 22 sin prisa. Como una calle de tierra de esas que cada vez vemos y olemos menos. Una especie de caminito agreste lleno de silbido de pájaros y árboles que rechinan con el viento.
Entonces el domingo fue diferente. La semana fue diferente. Siempre es diferente en verdad, pero esta vez me dije que iba a ser mas diferente de lo que es diferente de todos los días. Algo así como un súper índice de lo diferente. Y le dije a Pedro, que trabaja en un Instituto donde los calores son parte del pasado y además enseñan muy bien. Digo le dije a Pedro "escuché, VI por internet la propuesta de tu programa y me ha dejado con la boca abierta". Es que apenas penetré en la primera página de la web de su programa me vino una sensación de épocas pasadas irremediable. Sentí el café de la mañana en La Maga, la revista donde escribía, donde primero barrí, después cadeteé, más tarde avisé, y a partir de una nota sobre la instalación de un reloj en memoria de los desaparecidos de la ciudad de Villa María en Córdoba escribí. Eso fue hace mucho tiempo. Hace como 10 años. Pero Pedro con su programa, con la disposición de las fotos en su página, me lo hizo rememorar en apenas segundos.
"Entonces el domingo voy a ir", me dije. Y pasó la semana rauda como siempre pero con la idea latente de cumplir con este objetivo que me había propuesto hace unas semanas. Cuando Pedro me retrocedió a la época de la XT y la pantalla naranja para tipear las noticias en La Maga. Y el sábado, de chanta, le dije a un amigo que me prestara el chat. Y chatee con uno de sus compañeros del instituto donde el frio no hace mecha. Y Pedro Chedrese seguro le dijo "Che decile que me pase el celu", y lo hice y chan charan chan sonó la música de Maxwell Smart avisando que era Pedro tan rápido, dispuesto a que la participación se practique y no se diga.
"Entonces el domingo quedamos", cerró la conversación. Y el domingo llegó y ahí mientras 19.30 con un frio infernal tomaba el colectivo Pedro logró disparar más y más imágenes de mi memoria. De esas imágenes que quedan dormidas pero se ve que están siempre dispuestas a darte el cimbronazo en la raíz directa de las emociones. Las madrugadas de cierre en la revista, y antes, también antes, cuando tomaba un tren a Castelar con unos amigos que vaya a saber por qué nunca más los vi para hacer un programa payaso donde emulaba a Lanata con mis 20, en una clara exposición de mis influencias de Página 12. Y después o antes, ya no recuerdo bien porque está en mi memoria por imágenes pero no por fechas se ve, cuando gritaba "Plomooooos al aireeeeee" y jugábamos a la seducción con una mujer que después fuimos más grandes y la hice mi amiga, y con mi amigo periodista que en ese entonces competíamos como adolescentes un poco grandes y que ahora veo segudi porque es definitvamente otro amigo.
Entonces fue domingo y Pedro tenía la sonrisa grande como la de un chico. Amable pero de los amabilísimos de verdad. Más grande que amable porque amable suena de compromiso y Pedro no fue compromiso. Fue abierto, espontáneo, dadivoso y todos los adejtivos que aunque parezcan melosos fueron así como los digo. Abrió el micrófono de su programa de pensamientos y comenzó a decir sus "Utopías en FM" presentándonos primero a nosotros, porque también estaba una compañera mía de las clases de teatro de este año, presentándonos digo como "gente de teatro", "gente que hace teatro". Y la luz verde de aire antecedió y sucedió a un tema, cedió a la roja y otra vez las palabras de Pedro, de sus compañeros, de mi compañera, las mías que se trabaron esta vez con la emoción, pero ya no importaba porque se las estaban tragando como sentimientos. Aglotonado, atolondrado salí ese domingo de radio. Lleno de historias. Cubierto de una energía increíble que al ser el estudio chiquito se concentró y se convirtió en una especie de elixir mágico y que seguramente deberá tener que ver con ese pensamiento de la vida eterna.
Esos son los domingos que ofrece Pedro en la radio. Empieza a las 20 en su charco, por FM Flores, en la 90.7. Y se extiende hasta las 22 sin prisa. Como una calle de tierra de esas que cada vez vemos y olemos menos. Una especie de caminito agreste lleno de silbido de pájaros y árboles que rechinan con el viento.
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