La frase del mes

"...Yo no estoy contra la policía, simplemente me da miedo..." (Alfred Hitchcock)

07 febrero 2007

La función más linda del año: Papá Noel en casa

¿Papa Noel era Pagano? ¿Está bien seguir la mentira de Papa Noel? ¿Es Papa Noel o Santa Claus? ¿O es San Nicolás? ¿Es rojo por la versión yanqui? ¿Es una ilusión perversa para seguir el juego de la economía del mercado?

Hace tiempo que dejé de darle importancia a tanto cuestionamiento. Si alguna vez le di "cinco de bola". Porque la verdad para mi Papa Noel es un gran juego que me encanta jugar. Buscar los regalos. Armar un arbolito. No hago el pesebre, ni pongo el niñito Jesús porque la verdad es que no lo siento. No soy religioso. Y respeto la figura que significa para los que creen la imagen de Cristo. Y si existió seguro no estaba lleno de oro. Pero me gusta la ceremonia de reunirme a armar un arbol lleno de pelotas de colores y guirnaldas. Colgar a Papa Noel en la punta del árbol. COmo quien ha hecho cumbre en el mismisimo Aconcagua. Después jugar con mis hijos al armado de la carta. La mayor ya sabe todo y se engancha en ese juego y sigue haciendola y me mira y se rie. Y yo le hablo de Papa Noel como si fuera otro. Y ella me regala un lapiz blanco para las cejas, para que no se note tanto la diferencia de color. Porque las cejas mias por ahora son negras; y Santa tiene tantos años que esta bien blanco. Y ella me dice que Marcio, el hermano, se va a dar cuenta más rápido si no cuido esos detalles.

Y tiene razón. ASi que tambíén cargo en mi lista que para el 24 a la noche debo tener una base blanca para la barba. Pasa que en teatro la usé bastante y ahora queda poquito.

Veo esos ojos tan alegres de reunirnos que marcan toda una etapa para esta época del año. El armado del arbolito es el fin de las clases. La llegada del calor. La pelopincho en el patio. Las vacaciones largas. Y como también dejo de dar clases significa el inicio de la época en que Papá va a jugar más tiempo.

Amo eso. Por eso debo representar bien ese papel. Y otra vez el teatro y los objetos vuelven a marcar mi vida. Por eso me emociona tanto ver un objeto que me representa. Como la radio spika. Si la veo puedo imaginarme a mi padre en el momento exacto, la acción exacta y la calle exacta. E inevitablemente me emociono.

La noche de Navidad hay que ser precavidos. Poner todas las bolsas de juguetes en otra habitación. Preparar el traje, un viejo traje que compre por dos mangos pero que sirven para crear la ilusión, la magia. Todo sin que lo vean los chicos. AUn la mayor, sino no hay gracia en el juego. Es como ver a los actores detrás de bambalinas.

Suenan las 12. Dicen que ese día nació Cristo. Debe haber sido una gran persona. PEro que paradoja porque el Poder de turno siempre se llena la boca hablando de él. Y el Poder lo torturó y crucificó. Siempre las revoluciones son poco convenientes. Pacifistas o guerrilleras.

Voy corriendo al baño. "El año pasado también le agarró ganas de ir al baño a esta hora..." desliza la pequeña sabionda adrede. COmo para plantear una semillita de duda en el más chico. COmo advirtiendo, todo lo que ves puede o no ser. Sabiduría de niño. Juguemos, pero estoy alerta siempre.

Del baño a la ventana de la otra habitación. Mucho calor. Y otra vez me repito que debo crear una versión más adaptada al verano de este Papa Noel. Gotas de sudor. Almohadas en la panza para engordar aun más mi barriga gorda. El maquillaje que compre este año es perfecto. Tapa bien la barba. Mucho pelo blanco. Botas texanas que mi mujer dice que no van, pero como las poseo desde chico y significan mucho para mi, creo que es ideal para la función. EL actor debe de rodearse de objetos que le inspiren confianza y alerten su memoria emotiva. Guantes negros ese año. Cargo las bolsas a la espalda. Y salgo a dar el espectáculo que debe ser hecho desde el corazón. La voz gutural del jojojo es fuerte afortunadamente. Y allí vienen corriendo con esos ojos tan profundos de inocencia que los recordaré por siempre en mi memoria emotiva. Tengo una fiesta de sentidos. Mi corazón se debe cargar de electricidad. Lo siento. Es como cuando al Grinch se le agranda el corazón pienso. Una emoción gigante producen esos ojos pequeños. Tampoco quiero dejar de ser niño. Y "Jojojo" "Feliz Navidad". Aunque no existiera el mercado, ni siquiera Santa, inventaría algo para regalar, aunque sea estrellas y luna; inventaría algún viejo o duende bueno que hace esto cada tanto. Porque el regalo no es para los chicos solamente. Es para todos los que jugamos a mimarnos. No es pobre ni rico. Y lo siento bien clavado en el pecho. El juego viene de todos los rincones del planeta. De las eras más antiguas. Es un amor gigante que se repetirá por siempre mientras existan los hombres.
J.P.K.

20 noviembre 2006

Un gracias enorme para Dora y Sebastián

Tengo muy descuidado este blog. Y eso me hace sentir desagradecido. Porque lo poquito y casi nada que he escrito ha tenido respuesta. Y eso me reconforta. Porque a uno le sale el divo. O como aprendí ayer: ahi ME SALE el divo. Antes de segui, GRACIAS ALICIA POR TU CARTA!! Es fantástica!! Para cuando el blog de Alicia?? No me lo perdería por nada, te lo juro.

Ahora sí. Hecho el descargo. Quiero compartir algo que no sólo me ha incentivado a ponerme las pilas con esta página, sino que me ha hecho muy feliz. El fin de semana hice un seminario con Dora Baret y Sebastián Blanco Leis. Fueron 13 horas formidables. Reencontrarme con recuerdos que no quería recordar. Y volver a esa primaria sensación de empezar a hacer teatro. Y estoy eternamente agradecidos a Dora y Sebastián. Hacía mucho que no tenía esa sensación tan linda. "Como cuando sos chico y entras a una habitación por primera vez", o como aprendí ahora: "Como cuando ERA chico y ENTRABA a una habitación por primera vez". No sé por que, pero todo estaba teñido de un color amarillo, casi anaranjado. Y eso hace que hoy ese recuerdo tenga todavía mayor calidez.

No es semántica pura, creanme. Es HACERSE CARGO. Y como le dije a estos lindos profes: sentí que muchas cosas se podrían solucionar si dedicáramos algunas horas diarias, algunos minutos diarios, a reflexionar sobre lo que vimos, hacemos y pensamos. Sobre cómo "actuamos" ante los distintos desafíos. Nos haría tan bien como país! Y esas palabras que repitió Dora sobre el cierre del seminario: "Ahora sé que esto es lo que buscaba en el teatro". Refiriéndose al cambio, al clic, que hizo en cada uno de los 12 asistentes. Y lo dijo con lágrimas en los ojos. Y sentí que esa frase también era mía.

La noche del sábado no paré de hablar y ESCUCHAR. Me senté con mi compañera de teatro, en medio de una fiesta de otro compañero con el cual también compartí el seminario. Con ellos estamos encarando el primer desafío profesional autogestionado desde que empecé esto de la actuación. Hernán y Jimena. Dos grandes seres. Con Hernán no paramos de hablar y compartir cosas, empecé a hablar con él en mayo, ero tengo la sensación de conocerlo de toda la vida. sin embargo con Jimena fue distinto. Sentí que había feeling como se dice ahora, pero nunca había "escuchado" demasiado. Creo que en verdad nunca la había escuchado. Y esa noche le presté atención a cada una de las cosas que dijo. Cada una de las palabras que pronunciaba. Cada gesto que hacía con la mirada. Y comprendí que no me había equivocado. Son dos grandes compañeros. Como dijo Dora citando a alguien que no recuerdo bien: prefieren una búsqueda del tesoro para la vida, y no los palos en la rueda o las piedras en el camino.

Y aquí sigo. Como mi compañero Hernán. Maravillado. Levitando el día. Contento por haberme encontrado con mi papá, que desde que pasó a otro plano no había podido volver a sentirlo, escucharlo, verlo. Y ahora sí. Sé que me acompaña en cada paso que doy. Y que me está ayudando para que encuentre ese maestrito yoda que hay en cada uno de nosotros. Y sé también que quiero vivir los escenarios para compartir, transmitir, cada uno de mis sentimientos. Dar lo mejor de mi para que eso se transforme en energia pura y contagie, y sirva para provocar algún cambio, una verdadera caricia desde las legendarias tablas.

24 septiembre 2006

Las moscas


Qué es lo que pasa con las moscas! Estamos en otoño y siguen volando por mi cocina como si nada. Antes no había tantas moscas en otoño. Creo que no. No, no había tantas. Cuando era chico y pasaba los veranos en San Pedro –San Pedro provincia de Buenos Aires, no San Pedro de Jujuy- ahí sí que había moscas. Pasábamos veranos enteros en la casa de mi Abuelo de San Pedro. Era peronista mi abuelo. Ferroviario. Se ponía en la casilla y cuando venía el tren atendía la barrera. Trabajó como treinta años en la barrera. Después, cuando vino Menem se quedó sin trabajo.

Pero él lo defendía a Menem. No sé por qué lo defendía. Porque se quedó sin trabajo, pero seguía siendo peronista y decia que Menem era peronista. Creo que una vez hasta le dio la mano y todo... El Turco fue a San Pedro y aterrizó con una comitiva enorme en ese aeropuerto tan chiquito... Pero mi abuelo igual pudo darle la mano. Estaba muy contento ese día... Había cosas que lo ponían muy contento, aunque no lo demostraba. Por ejemplo festejar en familia. Se ponía como un chico. Pero tenías que saber percibirlo, porque sino no te dabas cuenta. Era feliz con eso. Cocinaba desde muy temprano. A veces asado, otras lechón... ¡Qué bien cocinaba el lechón en cruz! Una vez se fue al criadero de los Guso, que vivían al lado y se trajo un conejo. Pero el lechón en cruz… ¡Ahhhh! Ese era exquisito. Toda la tarde haciéndolo, y parte de la noche. En un rincón acumulaba brasas. Después lo ponía en la heladera y al otro día se comía frío con un montón de salsas. Tenía una mesa enorme de madera, un tablón gigantesco que ponía arriba de dos caballetes. Ahí comíamos todos, debajo de una gran parra. Éramos como 30 familiares. Los primos de mi tía Nora que eran 4 en esa época, los primos de mi tía Suni, mis 4 hermanos... ahora somos 6, pero en esa época éramos 4 y nos llevábamos bien... Nos sentábamos alrededor de la mesa y golpeábamos los tenedores para que se apuraran con la comida... “Queremos comer, queremos comer... sapo reventado... cucaracha frita”. Mi tía se enojaba... ¡Cómo se enojaba mi tía! Ella era muy religiosa... Y sigue siendo... Va todos los domingos a la iglesia...

Pero recién después de comer se llenaba de moscas. Y además ¡era verano! Acá no, acá es otoño y todavía hay moscas. Cuando era chico en otoño no había... No, no había. Y debe ser por eso del cambio climático. Por la tala de árboles en Brasil. Por eso está cada vez más loco el clima. El otro día leí en Internet que se eliminan bosques del tamaño de la Capital Federal en menos de un año. ¡Qué barbaridad! Por eso lo de la fotosíntesis no se puede completar... y se llena de humo todo. Eso me dijo el médico, que me agarra problemas con la garganta por la cantidad de humo que hay en la ciudad. ¿No vieron que los edificios están todos negros? Ahí está la prueba. Todos los frentes negros. Por los caños de escape. Después por eso tienen que limpiarlos. Sino se confunden el edificio de Metrogas con el de Telefónica... y andá después a reclamar que te devuelvan el dinero si te equivocás y pagás en el edificio equivocado. Eso sí que no se olvidan. Por eso no limpian los edificios. Nunca limpian nada. Los políticos siempre hacen lo mismo. ¡Ladrones de guante blanco! Eso es lo único blanco que se ve. El resto, todo negro. ¡Como el techo de mi cocina!

Siempre me pregunta lo mismo mi mujer: “¿Cuando vas a arreglar el techo negrito?”... y yo meta tirar del carro. Debe pensar que lo hago a propósito. Pero yo no lo puedo arreglar. No sé. Ya le eché de todo y no salen las manchas. Es que a la humedad no la sacás tan fácil... Hay que hacerle un reboque y después echarle la ceresita, pero sale cara. No es fácil... No. Por eso se llena de moscas. La comida se pega en el techo y ellas se ponen ahí para comer. Se limpian las patas y comen. Por lo menos ahí la cadena ecológica funciona...

J.P.K.

19 septiembre 2006

Aquí estoy, este soy yo

Cuando era chico tenía cierta habilidad para expresar lo que sentía a través de la palabra escrita. Por lo menos eso me hicieron creer muchas veces; y otros tantos más así lo repitieron. De grande ya no te dicen esas cosas. Siempre es "cuando eras chico tal cosa..." Y a decir verdad es lindo que te halaguen por algo. ¿A quién no le gusta ser halagado?
Mi madre lo sigue creyendo. Por eso siempre lo repite. Le cuenta a las vecinas lo que hace cada uno de sus seis hijos. En mi caso hasta les lleva los videos. Y los muestra orgullosa. "Es mi hijo mayor; siempre fue muy creativo, desde chiquito... es el calco del abuelo", dice. Y a mí obviamente me encanta escucharlo. Y darme la licencia de creerlo. Por qué no.
Eso es lo que voy a intentar en este blog. Escribir sensaciones. Creermela un poquito; explorar esa parte de mi que escrudiñé con placer desde chico hasta bien entrada la adolescencia. Como hacía cuando iba a los talleres literarios, a la biblioteca Tuñón y era socio de Clepsidra. Decir las cosas que uno piensa, en fin. Para halagar o no. Para que me halaguen o no. Ser palabra escrita entre miles de palabras virtuales.
¿Por eso será que me atrae tanto la idea? Y es que me entusiasma sobremanera, porque cuando tenía 11, 12 o 13 años -ya no recuerdo con exactitud la edad- hacía revistas. La revista del Día del Padre, que se editaba cada año por una semana. La Revista de los Chicos, que comunicaba el mundo infantil de todos mis hermanos ¡con titulares sensacionalistas y todo! Y ya más elaboradas con letraset como Icaro, de la que ya les hablaré alguna vez, pero que fue ¡la primera con anunciantes! Revistas para decirle cosas a la gente. Halagar o no. Con la firme convicción de plantarme frente al mundo para decir "Ey!, este soy yo!, y esto es lo que pienso"
La internet (como quien dice La Claudia, La Yanina) es en definitiva como un revista más. Porque al fin y al cabo permite también hacerse ver, leer y escuchar por más gente. Como una revista para quien quiera leerla pero sin la necesidad de conseguir avisos para subvencionarla. Te hace sentir que es más fácil plantarse. Aunque en el fondo siempre sepamos, o al menos sospechemos, que la Tierra es solo un puntito más de luz en este basto universo.